viernes, 5 de octubre de 2007

COSMOVISION
1. La medicina al igual que otras ciencias es sistematizada[1] en Grecia. Una medicina hipocrática habría de servir de base a la que regiría hasta el siglo XIX (expositor). Las reflexiones que vienen incluidas en este trabajo no se restringen al campo médico, aunque sí son suscitadas por las costumbres éticas y el método hipocráticos. La conclusión a la que llego es que los aspectos de la medicina hipocrática funcionan sólo si hay un orden en el universo.
2. Esta primera parte espera reflexionar sobre la relación entre las concepciones cientíticas y la sociedad. Para ello me remitiré al Juramento Hipocrático.
El Juramento tiene dos aspectos fundamentales. El primero es la deuda que adquiere quien recibe la enseñanza médica con su maestro y con la ciencia que está aprendiendo; el segundo, el comportamiento ético del médico. Con respecto al primer aspecto tengo que decir lo siguiente. El que el discípulo adquiriera una deuda con su maestro muestra que los maestros tenían un escalafòn elevado en la sociedad griega. Si esto no fuera así, en efecto, no se tendría que pagar a alguien que se considerara paria. Alguien podría decir que el no se sea paria no significa que se tenga un grado elevado dentro de la sociedad griega. Pero no creo que los compromisos a los que se hacían acreedores los discípulos se tengan con cualquier ciudadano del común. Del hecho de que los maestros tengan valor social se sigue que la ciencia médica tiene valor social. No se estima la personalidad del maestro sino su enseñanza.
Con respecto al segundo aspecto tengo que añadir lo siguiente. Ciencias como la medicina y la geometría se valieron de una tradición. Como ya dije la medicina se sistematizó en Grecia y esto significa que las culturas anteriores a ella ya tenían un conocimiento médico, que aportaron algo en la historia de esta ciencia. Ya en Egipto había una clasificación que permitía establecer cuáles sustancias eran mortíferas y cuáles no.
El que la medicina sea una construcción cultural muestra que el orden o la interpretación que se le da a este conocimiento depende en buena parte de las concepciones del mundo que estén vigentes en la sociedad en que se dan estas ordenaciones. Así, por ejemplo, el que en los Egipcios hubiera una cultura religiosa dominante, hacía que hubiera interpretaciones regiliosas de las enfermedades. Otro buen ejemplo de esto se da en las personas que creen que las enfermedades pueden ser vistas como un castigo divino[2].
A la luz de la medicina hipocrática, puede verse que la sociedad, además de determinar la concepción de ciencia, también determina cuáles han de ser las responsabilidades del científico con la sociedad. Cuando en el Juramento se habla que los médicos no pueden proporcionar veneno a sus pacientes por más de que estos se los pidan, se ve que la sociedad determina qué papel debe jugar el médico (Cf. [JUR] p. 87).
Viendo estos preceptos que tenía el científico, nos damos cuenta de las similitudes que hay entre ellos y los que aún tienen estos profesionales [los médicos]. El debate sobre si la eutanasia es ética o no permanece vigente. El caso de Terry Schiavo, mujer que entró en un estado vegetativo debido a su vanidad, abrio el debate nuevamente hace dos años. El que la sociedad, para establecer estos preceptos, se tenga que basar en una visión del mundo, muestra que la concepción del mundo griega y la nuestra se parecen demasiado. En particular, cuando se observa que hechos como el de la eutanasia no son bien vistos, se advierte que las decisiones sobre la vida de alguien no le pertenecen exclusivamente a la persona, es más no se puede decir que al menos una parte de las decisiones sobre la vida pertenezcan a la persona. Si no sucediera lo último, veredictos como el de la pena de muerte deberían ser aceptados por el individuo para que se pudieran realizar. En otras palabras, si las decisiones sobre la vida me pertenecieran, al menos en parte, podría ser mi suicidio válido si diera razones que lo justificaran, y, además, la pena de muerte debería no tener sustento a la menor oposición mía[3].
La cosmovisión en la que la vida no le pertenece al individuo es una cosmovisión que permite que haya dioses. Un argumento da Platón en El Fedón en contra del suicidio, a saber que no es válido porque le causa disgusto a Dios[4]. Parece que una visión católica es la que permite que el debate por la validez de la eutanasia permanezca vigente hoy en día: constantemente oímos la expresión “la vida sólo le pertenece a Dios”.La presencia de los dioses prueba el orden del universo. Esto se ve en Platón en el Timeo, en donde el demiurgo crea el mundo sensible a partir del mundo inmutable y ordenado.
3. En esta parte espero hacer un examen crítico a la concepción de la ciencia médica presente en Sobre la ciencia médica.
La concepción de la ciencia médica que da acá el presunto Hipócrates, depende del supuesto de que el mundo está ordenado. Los argumentos que se dan en este opúsculo a favor de la cientificidad de la medicina dependen de dos principios: la inducción y la causalidad.
El término causalidad está estrechamente relacionado con el de inducción. Por causalidad entiendo que la naturaleza interna de un evento X produce Y. Así, la lengua es causa de la articulación de un sonido. Cuando confiero a alguna parte de una misma clase de eventos unas propiedades, y, de allí, se las confiero a toda la clase, entonces estoy haciendo una inducción. Un ejemplo de este tipo de razonamiento se da cuando de una expresión como “algunos gansos son blancos”, concluyo una como “todos los gansos son blancos”. Digo que la causalidad está estrechamente relacionada con la inducción porque de hecho ella es una inducción. En efecto, (le debo a Hume este análisis) cuando afirmamos que un objeto es causa de otro, llegamos a esta conclusión a partir de una coincidencia entre los dos objetos[5]. La explicación de este principio por medio de conjuntos es así:
El conjunto A es la clase de los casos en los que los elementos ‘a’ y ‘b’ está en el mundo. Dentro de este conjunto hay casos en que ambos elementos cumplen la propiedad de darse casi simultaneamente. La causalidad consiste en pensar que esta propiedad se cumple para todos los casos.
Hay tres formas en las que puedo hacer una inferencia por inducción. La primera es la que he expresado: A, B, y C sufren Q, y tienen S, luego concluyo que S causa Q. La segunda se puede ilustrar así: Si A, B y C están juntos, pero sólo A y B sufren W, y además de esto, sólo A y B tienen Q, entonces puedo concluir que Q es causa de W. La tercera es: si supongo que A es causa de B, si modifico a A en una cantidad 5, y si B también sufre una modificación en 5, entonces A sí es causa de B.
Para que cualquiera de los métodos mostrados sean justificables debo suponer que hay un orden en el universo. Así en el primer caso, nadie puede decir válidamente que no es posible que S no pueda ser causa de Q, pero sí serlo de W. Para poderlo hacer tendría que suponer que la regularidad no es fortuita y cuando supongo esto, estoy suponiendo un orden en el universo. En el segundo, no es imposible que C tenga Q, pero no sufra W. En el caso de que se dé lo último, alguien diría que debe haber algo que haga que en A y B haya el efecto W a partir de Q, mientras que en C. Pero en ese caso ya habría hecho una generalización, estaría intentando probar la inducción mediante otra inducción, tendría que suponer que en el mundo nada pasa porque sí, es decir que hay un orden. En el tercero, pasa lo mismo.
En el escrito que tomo como base para esta parte del estudio, hay dos partes. En la primera se examinan los argumentos contra la cientificidad de la medicina. Estas respuestas se basan en principios de inducción. En el primer argumento, se utililiza el segundo esquema: cuando un médico cura a un enfermo ha aplicado bien los métodos de su ciencia; cuando no, no lo ha hecho. En el segundo argumento se recurre a una causalidad: todos los enfermos que se curan por sí solos, lo hacen recurriendo a principios médicos. Pero, cómo voy a saber que todos los enfermos que se curan por sí solos recurren a principios médicos, si no es partiendo de una clase particular de estos.

BIBLIOGRAFÍA
HIPOCRÁTES
[SCM](1983) Sobre la ciencia médica. En: Tratados Hipocráticos (tr. Varios). Madrid: Gredos.
[JUR](1996-A) Juramento. En: Tratados Hipocráticos (tr. M. Hermosín). Madrid: Alianza Editorial.
[SM](1996-B) Sobre el médico. En: Tratados Hipocráticos (tr. M. Hermosín). Madrid: Alianza Editorial.

[1] Cuando uno hace una sistematización de una ciencia indeterminada, una serie de fenómenos de los cuales se ocupa la ciencia son explicados a partir de unos principios base. En el caso de la medicina hipocrática todos los fenómenos relativos a la salud son explicados a partir de la teoría de los cuatro tipos de humores (expositor).
[2] Esto muestra que de la concepción de enfermedad, se sigue una concepción de método de curación. Así, por ejemplo, si se cree que las enfermedades se deben a una causa divina, la mejor salida a estas enfermedades están en las plegarias.
[3] Se dará cuenta el atento lector que de hablar de eutanasia he pasado a hablar a suicidio. Sólo estoy considerando el caso del suicidio asistido. El médico no puede suministrar veneno a un enemigo, tampoco.
[4] El argumento es más complejo, ésta es una versión muy general que a mi modo de ver las cosas vale para lo que estoy tratando de mostrar.
[5] Cf. Sección 7. Investigaciones sobre el entendimiento Humano. Madrid: Alianza Editorial

5 comentarios:

Miguel G. dijo...

Creo que su trabajo está bastante bien logrado, aunque debe tener más cuidado con detalles de ortografía, estilo (como que los títulos de los diálogos de Platón van en cursivas)y a veces de redacción (la verdad no entendí muy bien su última frase del trabajo; creo que la podría elaborar mejor).

Su trabajo se divide en dos partes, pero no se hace explícita la conexión entre las mismas. Por lo mismo, en última instancia no es posible decir de qué se trata. Creo que es importante que haga el esfuerzo de tratar un solo tema y desarrollarlo al máximo, y si salen más temas en el camino, pues ir mostrando en qué medida se conectan. Por ejemplo, acá no era difícil hacer la conexión entre el orden del mundo que la medicina supone con Dios (algo que trató en la primera parte). Pero habría que preguntarse: ¿cómo va la medicina a "sacar" a Dios de sus explicaciones y tratamientos, pero a la vez necesita presuponer un orden del mundo? ¿De dónde saca este orden del mundo si no es de Dios?

Aunque eso me lleva a hacerle otra observación y es que me parece que le dio un enfoque muy "moderno" (en el sentido de la Modernidad) a su trabajo, lo cual es un poco peligroso tratándose de los griegos. Me refiero, sobre todo, a las nociones de causalidad e inducción humeanas que introduce para leer a partir de ellas los principios de la medicina griega. No digo que en principio no sea válido, pero, ¿tenemos evidencia de que los griegos pensaban esas dos palabrejas en un sentido completamente distinto? Por lo menos, para Aristóteles la inducción es otra cosa muy diferente de inferir que todos los gansos son blancos a partir de un par de gansos que vi. Para él se trata más bien es de caer en cuenta de que en todo particular hay también algo de universal (o algo así; la verdad no soy experto en Aristóteles, pero se puede averiguar).

En el mismo sentido, usted señala que la ciencia médica presupone el orden del mundo. Digamos que eso es algo que para nosotros es cuestionable, pero para un griego no. Ellos tenían su noción de "logos", que entre otras cosas es una cierta racionalidad instrínseca a las cosas que las ordena. De ahí que "logos" también se refiera al lenguaje, porque precisamente cuando hablamos de las cosas en sentido científico o filosófico estamos tratando de buscar y expresar esa racionalidad que les es intrínsica.

En general, sus preocupaciones y posturas están bien y dan para investigar harto. Entonces, si le interesa profundizar más en eso, hay muchos autores a los cuales puede remitirse. Pero le recomiendo que comience por los mismos griegos.

Juan Camilo dijo...

Su reporte me pareció interesante y me gustó, pero debo decir ue esperaba un mejor final. Comenzó muy bien y creo que tenía intuiciones interesantes, pero en la medida en la que avanzaba se complicaba más y dejaba los asuntos que había comenzado atrás de lado. Si hubiera hecho un mejor esfuerzo por hilar más fino y argumentar mejor sus intuiciones (por ejemplo la frase final que parecía ser la conclusión de la relación que planteaba al final entre Hume y las explicaciones de los griegos), su trabajo habría sido excelente. Pero no digo que esté mal, de hecho me gustó. Además, creo que debe ser más cuidadoso con ortografía y redacción.

Juan David Ardila dijo...

Cada una de las partes hace el papel de un argumento, sostienen la tesis explícita: para que los dos aspectos señalados en el texto funcionen el mundo debe considerarse ordenado. De esta forma, me parece, se logran conectar las dos partes.
Con respecto al cuidado que hay que darle a los términos inducción y causalidad me parece que no tiene lugar su crítica. Aunque los griegos no piensen este sentido de los términos si parece que utilizan en sus argumentos estos principios. Pasa con ellos lo que se dice que pasa con los hombres: utilizan principios lógicos sin siquiera percatarse de ello.

Miguel G. dijo...

"Aunque los griegos no piensen este sentido de los términos si parece que utilizan en sus argumentos estos principios". Precisamente, mi crítica va en el siguiente sentido: ¿los griegos utilizan "estos principios"? ¿O más bien utilizan otros, que desde fuera parecen muy parecidos, pero que si se evalúan de cerca no lo son? Me refiero, sobre todo a sus supuestos y problemáticas (como señalé con el problema de la inducción). Igual la cuestión está abierta y no creo que sea un error aplicar esos conceptos a los griegos siempre y cuando se logre legitimar su uso, algo que sí está ausente en su texto.

aldemar dijo...

El trabajo es un reporte y no un resumen. Por eso lo felicito.

Cuídese de ser demasiado prolijo; la brevedad es a menudo una virtud en este oficio.