jueves, 6 de diciembre de 2007

Un aspecto importante de la filosofía estoica reside en el hecho de que el conocimiento del mundo está mediado por impresiones. En este escrito se espera discutir dos posturas que interpretan un aspecto problemático de la noción de impresión estoica: el valor veritativo de ésta.
A la primera postura le daré el nombre de postura fisicalista. La postura fisicalista fue sugerida por el profesor Juan Pablo Bermúdez en una exposición. A la otra postura la conoceremos como bijuicial. Para conocer con detalle cada una de las propuestas tenemos que mencionar algunos aspectos de la filosofía de las impresiones estoica.
Hay dos grandes grupos de estados mentales. Un estado mental es la imagen que un hombre tiene en un momento determinado. Un hombre que imagina un jabalí en un prado tiene un estado mental.
El primer grupo de los estados mentales son las impresiones. El profesor Bermúdez ha sugerido en una conversación que un estado mental no tiene que ser necesariamente una imagen mental. Me imagino que cuando dice esto se está refiriendo a que en la mente puedo tener un sonido, por ejemplo. Las impresiones son causadas por un objeto externo. De esta manera, cuando yo tengo sensaciones que no son visuales, por ejemplo el sonido de una campana, tiendo a forjarme la imagen del objeto con el cual las relaciono. En el ejemplo de la campana, el oyente, por lo general, asocia este sonido con la imagen de la campana. Esta es una posible solución al problema sugerido por el profesor Bermúdez. Sin embargo, no es determinante. ¿Qué pasa en el caso de un ciego? ¿También tiene la imagen mental? Aunque estas preguntas son interesantes se salen del propósito de este escrito. Para fines prácticos vamos a suponer que toda sensación origina una imagen mental[1].
El segundo grupo de los estados mentales son las ilusiones o fantasías. Las fantasías son ocasionadas por un fantasma. Son fantasmas porque la mente al tener estos estados mentales se inclina a cosas que en realidad no se dan en el mundo. Podemos poner el ejemplo de una persona que se interna en un bosque. La persona tiende a imaginarse hechos que en realidad no se dan: por ejemplo, escucha gritos, ve sombras antropomórficas, etc. Para los estoicos estas cosas que se imagina son los fantasmas. La mente se inclina a ellos a pesar de que no se dan en el mundo. En este trabajo nos centraremos en las impresiones, y dejaremos de lado a las fantasías.
Según Sexto Empírico, los estoicos creían que las impresiones podían ser verdaderas, falsas o tener un valor veritativo intermedio entre la verdad y la falsedad (L&S 39G6). Tratemos de aclarar esto viendo qué ejemplos daban los estoicos para explicar cada tipo de impresión. Un ejemplo de impresión verdadera era la que un hombre tenía cuando veía que la luz del sol si era de día. El ejemplo de impresión falsa por excelencia era el que un hombre tenía de un remo cuando lo sumergía en el agua: el remo en este caso parece partido, a pesar de que si uno lo toca llega a la conclusión de que no lo está. Los estoicos dieron como ejemplo de la impresión con valor intermedio el caso de Orestes. Este, según se cuenta en el fragmento de Sexto Empírico, tuvo una impresión causada por hermana Electra, pero, debido a su locura, la confundió con la imagen de una furia.
El debate se centra en la correcta interpretación de estos ejemplos. En la versión fisicalista se cree que cuando los estoicos hablan de la verdad y falsedad de estas impresiones están pensando, primero, en la claridad con las que estas revelan su causa y, segundo, en que estas sean causadas por un objeto físico. De esta manera, la impresión que tengo de la luz del sol es verdadera porque es claro que la imagen mental que tengo sólo puede asociarse con la luz del sol y, en efecto, ésta es causada por la luz del sol. En el ejemplo de Orestes, la impresión es verdadera en cuanto a que es causada por un objeto real, pero falsa en cuanto a que no revela con completa exactitud su causa[2].
Esta concepción de la verdad estoica se deriva de un fragmento de Diógenes Laercio. En éste se dice que “los estoicos consideraban que el criterio de la verdad eran las impresiones aprehensivas” (Cf. Ibíd. 40A1). El concepto de impresión aprehensiva es una palabra clave en este debate. Dos de los aspectos esenciales de la impresión aprehensiva son que ésta es causada por un objeto externo y lo revela con exactitud. Como se ve estos aspectos coinciden con los aspectos que se fijaron como criterio de la verdad fisicalista.
La versión bijuicial es un poco más elaborada. Esta versión tiene en cuenta el siguiente esquema. Todo hombre tiene una imagen mental cuando tiene una sensación. El hombre hace dos juicios: primero que todo, le otorga una identidad a la imagen y, segundo que todo, juzga si la interpretación de esta imagen se da en el mundo[3]. En esta posición se llama al primer juicio, juicio interpretativo, mientras que al segundo juicio se le llama juicio asertivo. Para esta postura una impresión es verdadera si el juicio asertivo que se le hace al juicio interpretativo es verdadero y falso en el caso contrario.
Para que la postura fisicalista sea confiable tendría que demostrar que siempre que los estoicos consideraban una impresión verdadera esta era causada por algo real y lo mostraba con exactitud. Por lo que vimos anteriormente lo que la postura fisicalista pretende decir es que las impresiones verdaderas son iguales a las impresiones aprehensivas. Sin embargo en los fragmentos de los que aún disponemos no aparece claro esto. En el primer libro de las Cuestiones Académicas, Varrón dice de las impresiones aprehensivas que son las únicas confiables[4] (Cf. Ibíd.41B2). A partir de esto podemos concluir que una impresión aprehensiva es una impresión verdadera, pero no que una impresión verdadera es una impresión aprehensiva.
Otra razón para pensar que el que una impresión sea verdadera no implica que sea aprehensiva está en la concepción estoica de sabiduría. Los estoicos distinguían entre sabiduría e ignorancia. El criterio que sirve a esta distinción es que mientras el sabio no opina, el necio sí lo hace. Para saber qué es opinión es necesario tener en cuenta la noción de impresión aprehensiva. Como hemos dicho una impresión aprehensiva tiene su verdad asegurada. No opina quien tiene un juicio asertivo de una impresión aprehensiva. A partir de lo que se ha dicho, sabemos que la impresión aprehensiva tiene dos rasgos esenciales: estar causada por un objeto real y mostrar al objeto real con completa exactitud. Si una persona sostiene que una impresión de esta naturaleza se da en el mundo, no está opinando.
De esta manera parece que podríamos concluir que la opinión es el asentimiento a las impresiones inaprensivas, y, por lo que se ha visto, esto es igual a asentir a algo falso[5]. Sin embargo, en un fragmento de Sexto Empírico esto parece quedar rebatido. En este fragmento Sexto Empírico dice de los melancólicos y enfermos mentales que son gentes con “impresiones verdaderas, pero no aprehensivas” (Ibíd. 40E1).
Este argumento no es concluyente. Se podría argumentar que esto se debería a una falta de cuidado en el uso de las palabras. Sin embargo, la diferencia entre las impresiones aprehensivas y las verdaderas parece ser un lugar común en la teoría estoica de las impresiones y no un simple error. Volvamos a la teoría estoica de sabiduría. Se ha dicho que no opina quien asiente[6] a las impresiones aprehensivas. La noción de opinión que dimos anteriormente es muy restringida y no está conforme con los fragmentos de los que disponemos. En un fragmento de Plutarco se distingue el asentimiento a lo falso del asentimiento a lo inaprensivo: “...they are precipitate if they yield to nuclear impressions, deceived if they yield to false ones, and opining if they yield to ones which are incognitive quite generally.” (Ibíd. 41E).
La crítica hecha por los estoicos académicos parece apoyar la distinción entre lo inaprensivo y lo falso. Según cuenta Sexto Empírico, para Arcesilao no había impresiones aprehensivas: por más clara que fuera una impresión no se puede probar que es causada por un objeto real ni que, en caso de que lo fuera, lo muestra con total exactitud. De esta manera si alguien asiente a una impresión, está opinando. Esto no implica que quien asiente a esta impresión, pueda estar asintiendo correctamente a ella, es decir que la impresión sea verdadera.
Y ya que una los estoicos diferenciaban una impresión falsa de una inaprensiva, debemos concluir que distinguían las impresiones verdaderas de las aprehensivas. La teoría fisicalista parece quedarse corta con respecto a esto. Esto no significa que la postura bijuicial sea verdadera. En la próxima versión del trabajo se espera desarrollar más los argumentos a favor de las dos posturas.

[1] Una pregunta interesante que podría hacerse es si un ciego puede formar la idea de un unicornio o de un cíclope.
[2] Conversación con Juan Pablo Bermúdez.
[3] Uno puede juzgar si la imagen que se tiene es una ilusión o de verdad es una sensación.
[4] Cuando los estoicos se refieren a las impresiones aprehensivas como confiables lo que están diciendo es que podemos confiar que son verdaderas.
[5] Dado a que en la postura fisicalista las impresiones verdaderas son causadas por un objeto real y lo muestran con exactitud, las impresiones falsas serían aquellas que o bien no son causadas por un objeto real o bien no lo muestran con exactitud (Leyes de De Morgan).
[6] Por asentir entiendo formular un juicio asertivo positivo.

2 comentarios:

Miguel G. dijo...

Juan David: aunque su texto está bien logrado, me parece que se pierde un poco en la discusión de las dos posturas. Me preocupa que le ocurra lo mismo en el trabajo final. Trate de mantener el asunto más concreto, más corto y más centrado en el problema; de la misma manera, tome una posición explícita y critique los argumentos de la otra posición.

Juan Camilo Toro dijo...

Juan David, tengo varias observaciones con respecto a su trabajo. En este caso comentaré sólo asunto se fondo, no me parece que haya dificultades serias con respecto a la forma.
1-acerca del problema de si un estado mental es una imagen mental, me parece que la discusión no cumple ninguna función dentro del texto. Incluso podría evitarse el problema refiriéndose exclusivamente a estados mentales. Sin embargo, la solución que usted propone para defender que todo estado mental es una imagen mental es muy débil. Podría pensarse en una persona que percibe un olor que nunca antes ha percibido. Nadie negaría que tal persona experimenta un estado mental acorde con el estímulo de uno de sus sentidos. Pero sería difícil pensar en la imagen mental relacionada con ese olor.
2-con respecto a su ataque a la postura fisicalista, creo que hay algunos problemas. Usted concluye, a partir de la cita de Varrón, que hay una especie de implicación en un solo sentido: si una impresión es aprehensiva, entonces es verdadera. Pero de esto, claramente, no se puede deducir que si una impresión es verdadera, entonces es aprehensiva. Sin embargo, para poder concluir que no toda impresión verdadera es aprehensiva, usted debería, en mi opinión, hacer tres cosas: 1-ofrecer una interpretación más cuidadosa de la cita de Diógenes Laercio en la que no queden grandes dudas acerca de su significado; 2-exponer en qué se diferencian las impresiones aprehensivas de las impresiones verdaderas (y se debería mostrar que hay impresiones verdaderas que no son aprehensivas, ya que usted parece defender que las impresiones aprehensivas son un subconjunto de las impresiones verdaderas); y 3-explicar el fragmento de Sexto Empírico según el cual es posible que haya impresiones verdaderas pero no aprehensivas, ¿qué características tendría (además de las dos mencionadas por usted sobre las impresiones aprehensivas) una impresión verdadera que no tendría una aprehensiva? Por otro lado, no veo claramente cómo la distinción estoica sabiduría/ignorancia ayuda a mostrar que no todas las impresiones verdaderas son aprehensivas.
3-creo que se deberían resaltar de modo más fuerte y con argumentos más contundentes (como la profundización en la interpretación de algunas citas) las ventajas y desventajas de ambas posturas frente a la problemática planteada. Habiendo hecho esto, sería interesante aplicar la postura que resulte más fuerte a problemas más generales en la teoría estoica, y mostrar sus implicaciones en cuanto a la interpretación de algunos planteamientos estoicos.

Juan Toro