jueves, 8 de noviembre de 2007

Antes de pasar a explicar el concepto de impresión aprehensiva es necesario tratar el concepto de impresión. El hombre para diversos propósitos se hace imágenes del mundo. A estas imágenes del mundo es a lo que le llamo impresión. Para que estas impresiones tengan lugar el hombre debe tener unos órganos sensoriales que le permiten procesar la información que le da el mundo exterior.
Cuando entendemos que lo que creemos es el mundo es, en realidad, una imagen de él se introduce una dualidad entre el individuo y el mundo exterior. En esta distinción sujeto-mundo se haya implícita una diferencia entre la certeza que tenemos de cada uno de estos elementos. La certeza de nuestra propia existencia es mayor que la del mundo exterior.
Esta dualidad constituye una parte esencial de la filosofía helenista. Dentro de las muchas concepciones de impresión que se dieron en este contexto son dignas de destacar dos de ellas: la estoica y la epicúrea. Sin embargo, en este escrito nos concentraremos en la concepción estoica de impresión. Como dijimos, nos hacemos imágenes de lo que es el mundo. Sin embargo, se suele creer que estas imágenes pueden ser verdaderas o falsas. Una imagen es verdadera si corresponde al mundo, falsa si sucede todo lo contrario. La diferencia fundamental entre las dos concepciones de impresiones es que en la estoica sí existen las impresiones falsas. Cuando introducimos un remo en el agua, en la imagen que nos hacemos de él parece que hubiera sufrido una ruptura. Sin embargo, para los estoicos esta impresión es falsa, pues el remo nunca ha sufrido esta ruptura.
La característica esencial de las impresiones estoicas es que puedan ser asentidas. Una vez la impresión da una imagen del mundo, le corresponde al individuo aceptar a esta proposición como falsa o verdadera. Para que una proposición pueda ser aceptada es necesario que la impresión tenga contenido proposicional. El papel de una impresión puede ser comparado con una pregunta. Lo que hace una impresión es expresar “se da xRy en el mundo”[1]. Al asentir a la preposición estoy diciendo sí o no. Así, en el ejemplo del remo partido el contenido de la proposición hace la pregunta “es cierto o es falso que se de el remo partido en el mundo”, y lo que le correspondería al individuo es dar una respuesta directa: sí o no.
Según los comentarios del texto de Long y Seddley, la existencia de impresiones falsas produce un problema (Cf. L&S: p.250): dentro de una gama de impresiones cómo determino que una de ellas es falsa o no. Una solución a este problema está en el concepto de impresiones aprehensivas. El valor de una impresión aprehensiva está en que “muestra lo que lo realmente es el caso” (Cf. Ibíd.). La naturaleza de la impresión aprehensiva se modificó a lo largo de la existencia de la escuela estoica. Estas mejoras fueron consecuencia de los problemas escépticos impuestos por Arcesilao y Carneades.
El supuesto fundador de la escuela estoica, Zenón, concebía que la principal característica de las impresiones aprehensivas consistía en que ellas se revelaran a sí mismas y a su causa (Cf. Ibíd. 40 D). Esto sugiere que las impresiones aprehensivas no son imágenes provocadas por estados psicológicos de algún individuo: por la palabra causa los estoicos estarían significando que estas imágenes son provocadas por un objeto externo.
El último rasgo es insatisfactorio. Los escépticos antes mencionados ponen el ejemplo de Hércules. Dicen de él que en un delirio pensaba que las ilusiones mentales que tenían correspondían a objetos externos. Para hacer más restringida su posición los estoicos introducen entonces el rasgo según el cual las impresiones aprehensivas sólo pueden surgir en estados normales.
Como dijimos, la concepción de impresión aprehensiva evoluciona, debido principalmente a las críticas que hicieron los escépticos de ella. Estas críticas se enmarcan en una crítica a la noción de sabio estoico. La naturaleza del sabio en los estoicos consistía principalmente en asentir sólo a las impresiones aprehensivas porque sólo el asentimiento a lo seguro es propio de la ciencia lo demás es opinión. La crítica neoacadémica[2] descansa en mostrar que si el sabio asiente opina y si no opina es que no asiente, es decir que suspende el juicio. Para ello tienen que mostrar que no hay impresiones a las que se les pueda atribuir un valor de verdad a priori, es decir que no hay impresiones aprehensivas.
Los argumentos escépticos se centran en el hecho que una impresión no se puede identificar con un solo suceso. Es fácil llegar a esta conclusión cuando se recurre a experiencias donde no puedo identificar una imagen con un objeto. Así, si en el horizonte veo un bulto, este bulto puede ser tanto mi amigo como un arbusto. Sin embargo, esta objeción vale poco porque los mismos estoicos reconocen que en estos casos no hay impresiones aprehensivas. El problema para los escépticos está en llegar a esta conclusión cuando se consideran experiencias claras. El argumento entonces parece hacerse débil. El punto de los escépticos es que aún en las impresiones más claras la identificación que haga de estas impresiones no puede ser asignada a un único objeto sino que hay varios objetos con los cuales se puede identificar la impresión, y no hay justificación para inclinarse por una identificación determinada. Si yo tengo al frente una cosa que parece ser mi hermano, no puedo decir que sea en realidad mi hermano: no puedo excluir la posibilidad de que sea un gemelo, para mí, desconocido.
Este argumento es bastante particular. Este tipo de escéptico no niega la validez del sistema; cosa que sí hace el escepticismo de un Berkeley o un Descartes. No niega la validez del sistema en cuanto a que no niega que existan cuerpos externos y de vez en cuando tengamos impresiones verdaderas, lo que niegan es que nos sea posible conocer con certeza cuando una impresión es verdadera y cuando no. Sin embargo, el argumento del problema de la identificación no parece ser muy convincente. Este problema se basa en la distinción que pueda hacerse entre el portador de un nombre y el referente de un nombre. Cuando yo menciono el nombre de Andrés Caicedo, al instante surge una imagen mental de lo que refiere este nombre, sin embargo el objeto que llevaba este nombre ya ha sido destruido. En los problemas neoacadémicos lo que pasa es que el nombre que le asigno a los elementos de una impresión no corresponde a la referencia que le había asignado. El nombre que le asigno a la cosa frente a mí es ‘mi hermano’, sin embargo, éste también refiere a la cosa que en efecto es mi hermano. Este problema podría desaparecer si, en vez de usar nombres para describir una impresión, uso, deícticos y demostrativos. En el mismo ejemplo, el problema de la identificación desaparecería si mi expresión fuera “eso es lo que está delante de mí”.
La objeción neoacadémica no es tan exhaustiva como la objeción cartesiana, como vemos. Esto no significa que la concepción de impresiones de los estoicos sea la más correcta. La impresión aprehensiva descansa en el hecho de que ésta se revela a sí misma y a su causa. Pero esto es imposible. ¿Cómo haríamos para saber que la impresión revela a su causa? Para hacer esto nos tendríamos que remitir a otras impresiones que no son más válidas que las que estamos tratando de mostrar. La otra opción sería volvernos dioses, para que de esta forma podamos confrontar las impresiones con el mundo externo.

BIBLIOGRAFÍA

LONG & SEDLEY
[L&S] (1987)"Hellenistic philosophers". Cambridge: CUP


[1] xRy es equivalente a escribir “x está relacionado de cierta forma con y”.
[2] Neoacadémicos= Escépticos.

3 comentarios:

Armando Muñoz dijo...

En el trabajo de Juan David Ardila, Teoría estoica de la formación de conceptos, comienza haciendo una descripción del concepto que él va a trabajar en su investigación, el cual es impresión. El trabajo no se hace muy claro hacia donde está dirigido, pero después de la exposición uno puede decir cual puede ser ese camino.
La investigación está conducida a identificar o a buscar cómo los estoicos podía llegar a los conceptos, los cuales son generados por la impresiones, y los conceptos generan la memoria, pero para que exista ésta es necesario que se den aquellos, lo que generaría un círculo vicioso, y este círculo sería el problema a resolver en esta investigación, la de Juan David.
Creo que la preocupación es válida, pero de una forma los estoicos la pueden responde ya que una impresión es una “imagen... impresa y grabada a partir de aquello que es”(1) , no es muy claro si está imagen necesita de conceptos preestablecidos o de otras imágenes que deben ser necesarias para poder ser comprendidas como tales.
Lo que sí podría uno preguntarse, es si, con la forma de entender a los sabios por parte de los estoicos, el conocimiento cambia o no, si las cosas, el mundo, es visto por todos de la misma forma, o por lo menos por los sabios. Esto podría uno pensarlo, ya que el sabio de “nada opinan, de nada se arrepiente, en nada se equivoca, nunca cambia de idea [...] no cambia de idea, ya que posee entendimiento... ni muda en ningún sentido no se retracta ni vacila” (2), pero el sabio no nace sabio, y sí así fuera su conocimiento, que va teniendo del mundo, lo pueden hacer cambiar de punto de vista, no puede estar en el ojo de dios, y sí ello fuera posible el mundo cambia.
Los conceptos, según la teoría de Zenón “no son cosas ni cualidades, sino representaciones del alma”(3) , y si así es los conceptos pueden cambiar, ya que las impresiones, los sellos, que deja el mundo en nosotros no pueden ser iguales, esas impresiones pueden ser unas más fuertes que otras, o algunas almas pueden no tener esa impresión, o se puede tener varias impresiones que nos puedan hacer cambiar la forma como teníamos las otras impresiones.

Notas.
1.Los estoicos antiguos. Zenón de Citio, Aristón de Quíos et all. Traducción al español de Ángel J. CAPPELLETTI. Editorial Gredos. España. 1996. P. 56
2. Ídem. 54
3.Ídem. 59

Juan David Ardila dijo...

no es muy clara la forma cómo los escépticos pueden responder a la cuestión. Esto se podría deber a que en la exposición que dí no fue muy claro mi argumento. Para los estoicos la impresión aprehensiva permite que se de la formación de conceptos. Sin embargo, en un principio sostuve que para que haya impresiones aprehensivas debe haber una estructura conceptual. Esa es la circularidad que, en principio quería proponer. En clase no obstante me dí cuenta que no es muy claro si los estoicos creían que los hombres venían con estructuras conceptuales o si para ellos estas se desarrollaban.
De todas maneras le quiero aconsejar que sea más cuidadoso en lo que dice. En este escrito no establecí la parte argumentativa de mi exposición, lo único que hice fue exponer el concepto que iba servir para esta: la impresión.

Juan Camilo dijo...

Armando, según su reconstrucción el proceso es el siguiente: impresiones--> conceptos -->memoria

Luego dice que para q se dé la memoria es necesario q se den los conceptos y pretende que haya cirularidad, pero esa formulación tendría un orden como el q sigue:

conceptos-->memoria

(Que no entra en contradicción con el orden anterior). El problema que planteaba Juan David era que al parecer las impresiones aprehensivas necesitaban de un aparato conceptual anterior:

conceptos--> impresiones aprehensivas

Además la redacción de su comentario deja mucho que desear, parece que lo que se le iba ocurriendo lo escribía tal cual se le ocurría sin darle ni si quiera un orden coherente (por ejemplo "lo que generaría un círculo vicioso, y este círculo sería el problema a resolver en esta investigación, la de Juan David").